jueves, 31 de enero de 2013


Santa Muerte o Santísima Muerte es una santa popular mexicana que personifca la muerte. Recibe peticiones de amor, afectos, suerte, dinero y protección, así como también peticiones malintencionadas y de daño a terceros por parte de sus fieles. Por eso, diversas iglesias como la católica, bautista, presbiteriana, metodista, entre otras, rechazan y condenan su veneración, considerándola diabólica.

En ocasiones su culto es vinculado a distintos tipos de delincuencia como el narcotráfico, asaltantes y personas de distintos estratos sociales que se dedican al comercio informal, ambulantaje o piratería. Sin embargo, es un error pensar que el culto a la Santa Muerte es sólo practicado por personas o grupos delincuenciales, ya que el culto a la muerte, proviene desde los prehispánicos.
 

El culto de la Santa Muerte se remonta a 1775, cuando los indígenas adoraban un esqueleto al que llamaban Santa Muerte en un poblado del centro del país, y hay testimonios de que este culto permaneció oculto en los últimos dos siglos. La leyenda popular, que se supone transmitida de boca en boca, indicaría que este culto haya estado naciendo alrededor de los años sesenta. Cuando en Catemaco, Veracruz, Mexico, un local vio la figura de la Santa Muerte dibujada en las tablas de su choza. Fue a pedirle al cura local que verificara la imagen y la canonizara, pero este se negó rotundamente tachándola como rito de satanismo, de ahí que este culto se difundiese de persona a persona, sin tener una organización fija, por el temor a ser visto como satánico. Por lo menos, hasta el día de hoy.
A ella se daría a conocer el culto en el estado de Hidalgo, México, en el año de 1965. La Santa Muerte es así adorada o venerada sobre todo por personas que cotidianamente ponen en riesgo su vida; pero los habitantes urbanos de hoy en día, también invocan a esta figura para la protección y la recuperación de la salud, artículos robados, o aun miembros secuestrados de la familia. La similitud con el culto a San la muerte Paraguayo/Argentino se evidencia en esta solicitud de aquellos que ponen en riesgo su vida; también en el culto sudamericano se pide a San Muerte por una muerte no violenta ni dolorosa. 

La Muerte puede ser representada como una figura masculina o femenina; de forma masculina lo visten de manera tenebrosa, con guadaña y un rosario. Otras ocasiones, la Santa Muerte es femenina, vestida con una túnica larga blanca de satín y una corona de oro. 


 "La muerte es justa y pareja para todos pues todos vamos a morir". Este es el ideal principal de la personalidad que se entiende de la Santísima (como también se le conoce) por lo que cuando se pide algo se sobreentiende que no es recomendable pedir nada negativo para una persona. Al pedir algo a la Santísima se puede o no ofrecer alguna ofrenda a cambio, mismas que pueden variar en todo sentido, pueden ser desde algo material como veladoras o mejoras al altar o cosas simbólicas como el cantarle, "echarse un tequila juntos", sacarla a pasear o vestirla de fiesta, también son válidas cosas como hacer las paces con algún familiar, cambiar algún habito o cualquier cosa que dicte el corazón e imaginación del orante. La Santísima espera que se le cumpla lo que se le dice, por lo que es más recomendable no ofrecer nada a cambio del favor que ofrecer algo que no se tiene la seguridad de cumplir o que puede ser olvidado.

El trato que se tiene a las imágenes de la Santa Muerte y el culto en general es un trato más de sinceridad y compañía, algo muy diferente del habitual temor a los rituales religiosos. El caso es tratar a la imagen como un miembro más de la familia y mostrarse ante ella sin temerle ni faltarle el respeto.
Cuando una persona se informa sobre el culto, la primera información que recibe es que se debe retractar antes de iniciar, si es que tiene algún temor al respecto y que nunca deberá faltarle el respeto a la Santísima. El trato que debe de recibir debe ser el mismo que se le da a una persona real por lo que es muy común poner dulces en los altares, que se platique con la imagen en voz alta, o que se tome junto a los altares. Se trata de hacer con la Santísima lo mismo que con los amigos más respetados que tenemos.
Un venerador tiene como ideales el evitar toda actitud que límite la vida humana, como los miedos, las tristezas, el odio, envidias, etc. Psicológicamente, desde que se empieza a analizar los miedos y a irlos perdiendo, ya sea confrontándolos o aceptándolos como es el caso del hecho de que vamos a morir, la persona tiende a reflexionar más sobre lo que en verdad quiere de la vida y las cosas que lo hacen feliz.